Si estás aquí, es porque los videojuegos son más que simples pasatiempos para ti. Son historias, desafíos, arte y, sobre todo, experiencias que nos marcan de alguna manera.
Soy Proxy, un jugador apasionado pero para nada un experto. De hecho, muchos de los juegos que voy a comentar me sacan hasta 30 años de ventaja. No crecí con ellos, pero eso no ha impedido que me sumerja en su mundo, los juegue en su hardware original y los disfrute desde mi salón, como si estuviera descubriendo pequeños tesoros del pasado.
En este blog no encontrarás guías ni análisis técnicos fríos. No estoy aquí para decir cómo se «debe» jugar, sino para compartir mi fanatismo y mi experiencia personal con cada título. Quiero que este espacio sirva tanto para quienes vivieron estos juegos clásicos en su época como para aquellos que, como yo, los descubren con ojos nuevos. Mi objetivo es mantener viva la memoria de estos clásicos, reflexionar sobre su impacto y, quién sabe, tal vez encontrar a otros que compartan esta pasión.
Pasa, ponte cómodo y acompáñame en este viaje por el tiempo, donde los píxeles y la nostalgia se mezclan con mi visión personal.
¡Nos leemos en cada entrada!





