¿Conocéis el término MILF? Si la respuesta es si, necesito que hablemos de que consumir porno es destructivo para la ética, la moral, y extremadamente nocivo. Habiendo recibido la charlita, os explicaré qué significa MILF realmente.
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Y esto opino de Ape Escape, adoro, A-DO-RO este juego. Desconozco cuánto va a durar esta lamida de culo por mi parte a esta obra audiovisual, pero os invito a que la hagamos juntos. Así que, bebe agua, hidrata esa lengua y prepararte para dejarte la lengua como un papel de lija de 80.
Todo esto empezando con, obviamente, la liada de manual que confiere jugar a estos juegos en hardware…¿Hardware cómo? Hardware original. Ape Escape 1 forma parte de una selecta empresa de discos de PS1 que tienen el fondo del disco negro. A priori y para cualquier persona no racista, esto no es un problema, sin embargo para mí sí. A pesar de tener una consola chipeada, una buena grabadora de discos, y multitud de roms extraídas de mi biblioteca personal donde tengo absolutamente todos los juegos que han existido, este es muy mono (broma forzadísima).
Tiene un sistema de anti-pirateo que hace que jugarlo una vez grabado en una PS1 sea imposible si no haces algo de magia vodoo antes. Y es que a pesar de tener las herramientas necesarias para ello, necesité de siete, repito, siete discos para conseguir una copia funcional para el blog. Tan horrible fue que me plantee hasta comprar una versión original, de no ser porque de 75 euros no bajan. En fin, que tardé lo equivalente a una sala infinita llena de monos escribiendo una tecla cada vez hasta escribir el Quijote en poder darle al juego. Bueno, macaquillos a la mar, vamos a ello.
El planeta de los simios.

Decidme, ¿y si yo os dijera que Astro Bot ya existió en 1999? Me responderíais que es complicado, ya que si la PS5 no existió hasta 21 años más tarde, imagínate un juego que ya es difícil que existan hoy en día. Pero no, no me equivoco. O al menos eso opino. Ape Escape fue el primer juego en la historia de Sony en requerir explícitamente el mando Dualshock con sus joysticks, y todo absolutamente todo el juego va pues… pues sobre esto. Cuando lo comparo con el Astro Bot es porque 21 años más tarde este se basó en la misma idea. No tengo dudas pero tampoco data.
“Tenemos un mando nuevo que hemos diseñado, y tenemos que exprimirlo al máximo como sea. Por lo tanto hagamos todo el juego en base a las nuevas invenciones”. La misma frase dos décadas después, estoy segurísimo de ello. Y oye, cojonudo. Marea un poco al principio, porque según que herramienta uses, bien es para apuntarla, o bien tienes que girar el joystick para hacer que funcione, o te toca en un mini juego usar los dos a la vez para dirigir unos esquís, o una canoa como si estuvieras remando haciendo el mismo tipo de movimientos que harías con una balsa de verdad. Esto es lo más cercano que he estado de remar en 24 años de vida en esta piedra flotando en el vacío.
Y todo esto me parece curiosísimo, la verdad. Hoy en día los joysticks son para moverte y apuntar la cámara, punto pelota. Si eso tienes algo más interesante como el Zandatsu de Raiden en Metal Gear Rising: Revengance , o moverte a través de los comandos como en Kingdom Hearts 1 y echando la mirada atrás en el tiempo me hace pensar por una parte en cómo se estandarizó eso, y por otra parte en qué pena. Qué pena que haya tan poquita cosa tan creativa para disfrutar, cosa que yo he hecho como un condenado con este juego.
El primer momento de abrir el juego, encontrarme con el doblaje inglés británico más “¿Me estás nombrando virreina?” que me he encontrado nunca, e intentar capturar a un macaco. Eso no tenía precio. Me maree hasta un poco fíjate tu, y he aprendido cosas con el juego hasta el último día de terminarlo, ¡y eso me parece increíble! Lo que aprendí fue que podía mover la cámara con la cruceta, porque en todas las horas de esto jamás se me había ocurrido tocar la cruceta. Por cierto, este juego SI está en castellano, lo que pasa es que soy un prisas y cuando me quise dar cuenta ya había grabado 7 veces la versión inglesa.

El guión del planeta de los simios.
¿La historia? Una tontería pero, ¿qué más da? Si quiero buena historia me voy al, yo que se, Max Payne. La historia no necesita más. “¡Oh no! ¡Se han escapado 200 simios y si no los pillas a todos vamos a hacer referencia a una película pop de culto!” ¿Qué más quieres? Puedes hasta jugarlo en español de España. Y lo que es el flujo, sencillito sencillito. Tres zonas por bloque, un par de carreras contra tu rival, repite. Si consigues monedas de oro, desbloqueas mini juegos que son muy divertidos y que te permiten explorar usos curiosos de los joysticks y descansar de la misión que has aceptado voluntariamente. Avanzas, consigues tecnología nueva, la pruebas y superas obstáculos. De nuevo, sencillito, y no por ello malo. No siempre quiero partirme la cabeza con un CRPG, o inflarme a reventar botones entre QTEs o hacer combos. Ape Escape es un mono chill de cojones.
En este juego hay 6 núcleos de niveles de 3 cada uno, un nivel final y un boss final, y las carreras con el chavalinchi que es tu rival. Debido a que para llegar al final real tienes que capturar a todo homínido que te cruces que son 204, y que vas consiguiendo gadgets que te dan opciones de movilidad y por lo tanto usarás más tarde para limpiar los primates que no hayas podido recoger en la primera vuelta. Por lo tanto, voy a proceder a decir lo siguiente y a quedarme agustísimo.
Ape Escape es un metroidvania.

Toma clickbait guapo, pero no es del todo mentira. No lo es porque no hay interconexión entre zonas, que sino se cagaba encima del darsouls ese. Pero por el resto, lo tiene todo. Enemigos más fuertes hasta que consigues armas más poderosas, herramienta para correr más, herramienta para saltar más alto y planear… Es tan metroidvania como Ratchet y Clank, y por ello me tenéis aquí babeando desde hace 1000 palabras. Veo tanto de este juego en Racheto que me es tan reminiscente que me saca la sonrisita.
Cada nivel aporta algo nuevo. Al principio son algo planos pero qué os esperáis si acabáis de empezar. Con el tiempo, metemos alturas, salas secretas, pasadizos que se pueden abrir con pericia. Cuando te quieres dar cuenta, estás echando 20, 25 minutitos por nivel y es tan gustoso, porque están diseñados uno por uno con muchísimo cariño, tienen el ritmo muy medido. Empezamos en el comienzo de los tiempos, avanzamos por dinosaurios, las heladas y las ratas que buscan bellotas, la época primitiva, el Japón y la China en época moderna, y finalmente Madrid en 2023 después de pandemia. Todos los niveles tiene música única entre sí, con un mismo tema por agrupación, y muchos tienen elementos extra como agua profunda donde puedes sumergirte, vehículos como balsas o tanques, enemigos normales y algunos jefes muy escondidos a modo de puzzle con premio en forma de monito. Los niveles son ecosistemas reservados dentro de sí mismos, y se sienten vivos. No es que tengan coherencia con la historia como tal, pero si que son coherentes dentro de si mismos.
Ruinas con tecnología perdida, el interior de un dinosaurio donde nadas en ácidos gástricos (sin derretirte por algún motivo) entre restos de barcos tragados por la bestia, fabricas en funcionamiento con maquinaria peligrosa, un templo japonés con sus ídolos y sus tatamis… Creo que me entendéis. A pesar de que los fans de la banana (cariñosamente, los bananeros) sapen que no deberían estar ahí, se camuflan con el entorno de una manera sublime. Algunos defienden zonas con pistolas y armas, otros están asustados, otros a su rollo, otros están echándose un billar o unos puñitos al punching bag. Tiene un mérito increíble diseñar y poner a 204 micos y que ninguno se sienta fuera de lugar.

Lo que también tiene un mérito increíble es la música. Antes he hablado un poco de ella, pero me he guardado lo mejor para ahora. En este juego de video podemos agacharnos y agazaparnos para poder acercarnos sigilosamente a los chimpancés y capturarlos, pegarles un zambombazo o simplemente ir aun más lento por zonas de fácil caída. Lo gracioso de todo esto es que una vez nos ponemos en posición, la música pierde instrumentos y volumen, y pasa a ser mucho más callada y en general atenta con el sigilo que estamos tomando. Solo he visto esto (personalmente) en otra ocasión como esta, en los juegos de Jak & Daxter, y es una herramienta inmersiva excelente a mi parecer muy poco aprovechada en general en otros géneros.
He hablado ya de lo que hacen los joysticks y quizás en temas de combate os queden algunas dudas, pues este no es el fuerte ni el objetivo del juego. Tenemos enemigos que rondan los niveles que pueden atacarnos y hacernos daño, aunque mayormente están ahí puestos para molestar. También podemos ejercer violencia animal para que los monos se estén un poco quietos a la hora de meterles la red por la alcantarilla. Por último ya, hay jefes. Si, jefes. Hay 6 obligatorios, y luego un par secretos como decía antes. Un tótem de macacos de fuego, y luego un enemigo en la barriga de un dinosaurio extrañamente parecido al boss que hay en la barriga de Monstruo en Kingdom Hearts. Todos los bosses son sencillitos. A ver, es un juego +3, tampoco hacía falta otra cosa. Duración correcta, gimmicks curiosos y libertad de usar cualquier manera que tengas de infligir heridas. ¡La verdad es que ninguna queja! Sorpresa, las cosas bien diseñadas acaban siendo divertidas cuando la gente se preocupa por hacerlo bien. Además, un jefe es un mecha así que ahora Ape Escape pertenece al género mecha. Lo he elegido yo unilateralmente y de esta burra no me baja nadie.

Un juego bastante mono, ¿no?
A ver, que me pierdo un poco en el hilo y no reviso las notas. ¿Tenía yo algo más que comentar? Querido lector/a, quiero que sepas que realmente he hecho una mini-pausa para leer las notas, esto no es una herramienta narrativa, pero yo si que soy muy literal. Volviendo al tema, no tengo nada más que quiera nombrar específicamente, así que si me lo permitís voy a dar mis pensamientos finales sobre esto.
Ape Escape, siendo de 1999, no ha envejecido salvo en el aspecto visual. Se siente fresco, las sensación de cómo la consola mueve el juego es buena salvo en muy muy contadas instancias. Tiene un muy detallado sistema de música y audio, la historia existe y bueno, no se cómo explicarlo mejor. Imaginaos que os da por hacer un flan a mano sin minipimer ni nada, y resulta que sale tan bien y tan fácil como con la thermomix y os sentís de lujo. Un poco eso pero con juegos de hace 20 años frente a los de ahora. Niveles contenidos en si, con cosas interesantes por donde mirar en cada uno, llenos de secretos, y con una rampa de dificultad muy cómoda.
Esto me está recordando a lo que os dije antes de un metroidvania, y de hecho sí que lo es. En niveles como Trick Castle o Specter Land, hay movimientos entre zonas directamente unidos por tus gadgets y pasajes que desbloqueas, por lo que podemos darle la chapita oficial. Estos dos, por ejemplo, son multiniveles en sí, en vertical y horizontal y con puertas para acceder a zonas más profundas del nivel ya sea haciendo caza ilegal de monos o pulsando algo en alguna zona cercana. La dificultad va creciendo tanto en longitud temporal con niveles más largos como más difíciles en sí. Muchas veces hasta podríamos considerar a algún simio como jefe. Los hay que se quedan quietos o están que no quieren ni estar aquí. Luego tenemos los que corren que se las pelan (las bananas). Y luego tenemos a los Marines estadounidenses con metralletas, cazas (ovnis) de combate y lanza misiles a la espalda.

Recordaréis cuando dije que si os agacháis podéis acercaros y pillar algún mono desprevenido, ¿si? Pues eso no vale siempre. Estos dichosos seres tienen estadísticas como si de Messi en el FIFA se tratara. Estos dichosos seres a veces deciden que te ven a través de las paredes, echan a correr más rápido que tu a no ser que uses el gadget que te permite correr, y por si eso fuera poco, encima tienen mochilas con cohetes teledirigidos a tu lowpoly-eada cara. Algunos de estos macacos si que son frustrantes, pero bueno, un juego sin desafío no es desafío. Una vez completas el juego por primera vez, te dan el puño mágico, el último artilugio (he recordado la palabra) que por fin te permite que vuelvas a todos los niveles y consigas todos los monos para el final verdadero, un 1 para 1 sin camiseta (el mono al menos) en una arena en los confines del tiempo. Tienes que volver a todos los niveles al menos una vez para capturarlos a todos debido a que te imponen un número máximo la primera vez por nivel, cosa que a pesar de sonar como tal, no es tan tedioso.
Los nuevos cachivaches te permiten moverte más rápido o saltarte zonas enteras, y puedes salir del nivel cuando quieras, así que la experiencia es bastante liviana. También quedan las monedas de Specter, que aun sin ser obligatorias, si ves una lo menos que podrías hacer para saciar tu goblin interior es ir a recogerla. Con 10, 20 y 40 consigues desbloquear esos mini-juegos que he comentado antes. ¿Cansado de recoger primates? Salte un rato y échate una carrera en ski en la zona de juegos o un boxeo. También puedes conseguirlas en las carreras contra tu rival, pequeñas secciones de puro plataformeo donde debes de llegar el primero a meta. El juego no es difícil, además hay vidas extra de sobra y tienes 5 golpes por cada una, así que os las apañaréis de sobra rápidamente.
No se me puede olvidar tampoco que existe un «remaster» de este juego llamado Ape Escape: On the Loose, disponible para la PSP. Echadle un vistazo si queréis, pero a mi me parece más feo que Elon Musk. Se ve plano de pelotas y quitarle un joystick no es ni de lejos una buena idea.
En fin, que me ha flipado el juego de los macacos. Iba con cero idea de que me iba a encontrar y salgo super contento de haber experimentado esto. Espero que os haya gustado mi debacle en la primera consola que tuve que y os quedéis para más. Lo siguiente, si es que consigo meterlo en la Xbox, Max Payne, para Máximo Payne de pelotas.
¡Chao!





